Antonio Guerrero necesitaba mudarse esa misma semana.
Había perdido su trabajo en un restaurante, sumándose a las 180 mil personas que se quedaron sin empleo hasta junio debido a la pandemia, según el Ministerio del Trabajo ecuatoriano, y la deuda por arriendo de la vivienda la que habitaban él, su esposa y su hijo de un año iba creciendo.
Surgió una oportunidad de vivienda más conveniente. En la nueva casa no pagaría arriendo, pero no tenía recursos para mudarse. Pero en las redes sociales encontró su solución: ofrecer un colchón a cambio del transporte que necesitaba para llevar a cabo el cambio de residencia. Y gracias a un grupo de trueques en Facebook fue posible.
Trukana Ecuador es una comunidad de intercambio de servicios y productos en donde los usuarios pueden publicar lo que ofrecen y lo que necesitan, guiados por los principios de equidad, igualdad y respeto. Al momento de redactar esta nota la comunidad contaba con 19 mil miembros.
Esta iniciativa nació hace algo más de dos meses cuando Martina Álvarez, fotógrafa profesional, quería renovar su marca y se puso en contacto con una diseñadora para tal fin. A causa de la pandemia se cancelaron muchos de los contratos que tenía y al ver que no iba a poder pagar a la diseñadora por su trabajo, Álvarez le propuso hacer un trueque de cambio de imagen para su marca por fotos de unos empaques ideados por la diseñadora. Fue entonces que a Álvarez se le ocurrió la idea de crear una comunidad de trueque organizada, que pudiera ayudar a muchos en situaciones similares y se asoció para ello con Belén Bustamante, consultora en marketing e innovación.
“Nuestro objetivo es llegar con nuestra comunidad a más truequeros (sic) comprometidos que busquen hacer de esta alternativa económica una práctica diaria, como parte de un nuevo estilo de vida”, explica Bustamante. “Queremos promover el dar una segunda vida a los productos, que la gente aprenda a valorar sus servicios y productos de otras maneras más allá que solo por dinero, que se generen cada vez más intercambios de historias y saberes y no solo intercambio de bienes; que la gente se conozca y creen una comunidad”.

Las buenas historias también son contagiosas
En un país en donde las pérdidas del sector productivo en ventas llegan a USD 14 101 millones, entre marzo y mayo del 2020, según el Ministerio de la Producción, esta alternativa es bien recibida, no solo por Guerrero, quien pudo concretar su mudanza, sino también para miembros como Vladimir Obando Muñoz, para quien este es un “lindo espacio para repensar las relaciones económicas”, así como para Viviana Peñafiel, quien expresa que “es hermoso ver cómo la solidaridad se trasmite, a través de los preciosos objetos y deliciosos productos que se truequean (sic)”.
De hecho, es casi ilimitada la naturaleza de los productos o servicios que se intercambian: ropa, juguetes, alimentos, clases en diversas áreas; servicios técnicos, médicos, entre otros. Al respecto agrega Bustamante: “Se han publicado autos, terrenos, casas, discotecas y un peluche de zanahoria gigante ¡Literal! Es muy chistosa la historia”.
Actualmente las administradoras del grupo están en conversaciones con dos colegas en Colombia, quienes las contactaron para crear una comunidad similar allá. “Queremos que más gente se una a la economía circular, que se animen a rescatar esta alternativa ancestral y seamos cada vez más los que nos beneficiemos del trueque”, finaliza Bustamante.
Artículo publicado en Arenga Digital (19/08/20)
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